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Al abrir este blog el Grupo Cultural Floricanto busca expandir su labor de creación y difusión. Integrado desde su origen, hace una década, por poetas, escritores, artistas plásticos y músicos vinculados a la creación.

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De la ira al sosiego de Teresa Guarneros

Ira, sosiego, sobre un paisaje afectivo de desolación. Pero, al mismo tiempo, pulso de una aventura metafísica que pugna, obstinada, por hallar respuestas al enigma de la existencia. Y que nos conduce de modo implacable, desolador, armonioso, intrigante y seductor por singulares senderos poéticos de la lengua. Como sucede a menudo con la producción filosófica, las respuestas a las interrogaciones abiertas por la intuición y la inspiración poética suelen ser a menudo nuevas preguntas, nuevos interrogantes, sobre ámbitos ontológicos crecientemente problematizados.

Tal el discurso literario persuasivo que, como una renovada profesión de fe en la virtud fundacional, generatriz y transformadora de la palabra, nos trae, tras considerable pausa, la poesía reunida de Teresa Guarneros.

Vida, la suya, constantemente animada por la magia de lo poético, este retorno tras prolongado silencio nos devuelve la riqueza de su búsqueda por laberintos desolados, por recintos de clausura y horizontes de perplejidad. Su profesión de fe literaria es de una perfecta sencillez: No existe para mí otra técnica que la síntesis, consistente en nombrar lo esencial. “Testimonio de existencia íntima”, como Tere misma la define, su obra posee la cualidad poco común de reunir simultáneamente, y en grado superlativo, profundidad y garra.
Textos despojados de todo ornamento superfluo dicen mucho con parquedad contundente y con una eficacia expresiva que en sus pasajes culminantes se llega hasta a acusar corporalmente.Son versos que encaran de frente y sin anestesia, con descarnada sinceridad, con cruda franqueza, los enigmas, las aporías, los dilemas, los callejones sin salida, las encrucijadas de la aventura humana. Angustia existencial, aislamiento, soledad, el pánico del absurdo, el abismo del sinsentido, la búsqueda desesperada de elusivas significaciones, tales son los hilos que se entrecruzan en el telar poético de Teresa Guarneros.

Vuelve así a nosotros la voz de una poeta pasional y profunda, cuyo estilo conciso nos conduce a parajes donde la perpleja angustia de ser reflexiona, en alas de una sobria belleza literaria, sobre el sentido de la existencia.Contundentes, estos poemas cincelables en piedra guardan el secreto de una llegada íntima por la cruda verdad de sus encrucijadas. Horror, desolación y plenitud, momentos de intensidad, riesgo y compromiso de no vivir la vida a medias sino del todo, hacen de estos poemas una experiencia que deja huella.La poesía de Tere Guarneros, su difícil sencillez, nos pone a pensar en cómo, por qué y para qué vivimos.
Eduardo Molina y Vedia


Luz de Otra Sombra de Beatriz Saavedra Gastelum

Panoramas de intimidad, paisajes interiores del espíritu, a veces serenos otras turbulentos, son los poemas que nos entrega Beatriz Saavedra en su nuevo libro, Luz de otra sombra, que estamos presentando.
Como en su primer poemario, titulado Sueño obscuro que somos, en Luz de otra sombra late la belleza de una voz poética de peculiar eufonía.

Una voz, la de Beatriz, capaz de seducir y capturar con su hechizo cadencioso nuestra silente atención auditiva, seamos lectores o bien oyentes.

Cadencias y tonalidades que encauzan un genuino abanico de imágenes, motivos e ideas reacios a cuadrículas prefijadas y que, de ese modo, nos permiten introducirnos en una travesía rica en sugerentes ámbitos de significaciones.

La lengua se reinaugura en nuevas sustancias, juegos y nexos conceptuales, conduciéndonos a la búsqueda de sentido en sombríos o imprecisos estados de ánimo, vivencias ambiguas, arduas de definir pero desafiantes, sugestivas y recorribles.Esta nueva obra de Beatriz Saavedra representa una clara inflexión temática y de tono respecto de su primer poemario.Sobre el telón de fondo de un desencanto, de un abandono de ilusiones sepultadas bajo la monotonía de la derrota cotidiana, se percibe el aislamiento, la lejanía y la rebelión ante el dolor de la existencia. La “Grietamédula” que trabajó en su primer poemario parece abrirse y sangrar en éste. Umbrales de desamparo conducen a la búsqueda de imprecisas salvaciones por los laberínticos desfiladeros de la angustia.Las palabras ya no dicen y la vista se posa en la nada, con la memoria hueca y el insomnio clavado en un desorden obsceno.Este libro, Luz de otra sombra, nos presenta algo inusual en la obra de Beatriz Saavedra, v algo que a mi juicio es un rasgo nuevo y valioso, que enriquece su obra: en el poema “Letargo” late un lamento poético, una dolida protesta ante la dramática situación en que estamos inmersos. Leemos:

Revelada la noche
al pie de las ficciones
los inviernos prometen siempre
torres altas
de letras gastadas
y el camino que vamos arando
tercos
con la lengua seca
como la patria
vestida de blanco
muerde mi carne y la de los otros
errantes, rutinarios
cayendo en el vértice
del mismo ojo
que se ahorca con la misma cuerda
desgastada
con las manos vacías
excéntricos, domesticados
los hombres de mi raza
ilusos, culpables
tramitando siempre supervivencia
a esa hora guerrera
rebota el aullido
de muro a infinito
pies de una realidad expuesta
río que fluye al costado del hombre
certera y tajante
nuestra porción de totalidad
palabra que nace como canto
y aturde las ficciones de la ira
del que está siendo
palabra de hombre,
ciudad a la deriva
lazos invisibles
entre los ojos miopes
de la inconsciencia.

Culpable, inocente
abandono mi puesto
recluido en mí
soy látigo
soy rienda.


Resulta por lo menos sorprendente, y sin duda sugestivo, que tenga que venir de esta poeta intimista, escrutadora de los laberintos de la intimidad, la cruda, lúcida y valiente denuncia social que acabamos de escuchar sobre la desesperante realidad mexicana, con 30 mil muertos en la presunta guerra antidrogas de los últimos años, la misma cantidad que aniquiló la dictadura militar argentina de los 70 y los 80 del siglo pasado: una coincidencia que ciertamente no se puede nombrar con la palabra “azar”. Y que nos deja pensando en los variados rostros de la violencia, la opresión y la injusticia que nos aplasta, que amenaza con aniquilarnos pero que no nos doblegará.

La poesía de Beatriz Saavedra, como toda buena literatura contemporánea, nos transmite una belleza tramada en problemáticas, dilemas y verdades profundas del espíritu, de la vida y de los desafíos existenciales de nuestro tiempo.Más allá de los variados niveles del goce literario y de la llegada que es capaz de lograr en su público, late sin duda en la obra de Beatriz Saavedra un mensaje polisémico, de múltiples visajes a desentrañar, que contiene senderos y aporías de alcances filosóficos.

Eduardo Molina y Vedia


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